Psicología y Envejecimiento

mujer contemplando el paisaje

La tercera edad suele describirse como una época de descanso, reflexión (se comienza a contemplar la vida como un conjunto y se realiza una evaluación de como se ha vivido) y de oportunidades para hacer cosas que quedaron postergadas mientras se desarrollaba la vida adulta, en pos de alcanzar una realización personal.

Lamentablemente, el proceso de envejecimiento no es siempre tan placentero.

Esta etapa se caracteriza por ser un período de grandes cambios en todas las áreas de funcionamiento, donde se producen alteraciones a nivel físico, social y psicológico, siendo los problemas más frecuentes:

  • Perdida de Capacidades cognitivas: pérdidas de memoria, demencia, Alzheimer, Parkinson.
  • Perdida de Capacidades motoras: limitaciones físicas, dolor en articulaciones.
  • Procesos de duelo: viudez y fallecimiento de personas cercanas, aislamiento socio-familiar.
  • Pérdida de trabajo: jubilación.
  • Independencia de los hijos: nido vacío.
  • Disminución de la actividad en general.

Aceptar estos cambios trae aparejado un sufrimiento emocional en el adulto mayor que se manifiesta en cambios de ánimo, tristeza, frustración, enfado, estrés, ansiedad, depresión, intento suicida, trastornos de sueño: insomnio, despertar temprano, etc.

Existe una falsa creencia al considerar que la depresión en la tercera edad se trata de un hecho común e inherente a esta etapa de la vida. Es cierto que los sentimientos de tristeza, desmotivación, soledad o abandono, en esta etapa, se tornan más complicados a la hora de elaborarlos, que en cualquier otra etapa de la vida, ya que en la mayoría de los casos, hay un gran porcentaje de probabilidades de que la falta de cuidado y atención hacia lo que la persona está sintiendo, se acentúa, creyendo erróneamente que sus quejas son producto de la edad y no de la circunstancias personales.

A pesar de que existen síntomas físicos (problemas con el sueño, el apetito, etc.), también es importante, estar atentos a los síntomas psicológicos, como por ejemplo la depresión, siendo ésta la más frecuente en esta etapa, debido a que solo una minoría de personas de esta edad recibe tratamiento adecuado a su situación actual.

Veamos algunos síntomas de alarma:

  • Sentimiento de tristeza, vacío o desánimo de mayor intensidad, prolongada en el tiempo.
  • Estado ansioso y/o de preocupación excesiva.
  • Pérdida o aumento de apetito.
  • Dificultad para conciliar o mantener el sueño, así como despertarse muy temprano o tener sueño excesivo.
  • Problemas en la concentración.
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Pensamiento o ideas suicidas en los casos de depresión grave.
  • Irritabilidad, mal humor.
  • Falta de deseo de estar con gente, aislamiento.
  • Insatisfacción y pérdida de placer por las cosas cotidianas de la vida, poca capacidad para el disfrute.
  • Sensación de cansancio, fatiga o poca motivación para realizar cualquier tipo de actividad que antes le motivaba.
  • Pensamientos negativos recurrentes.
  • Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento (problemas digestivos, dolor de cabeza, etc.).
  • Sentimientos de culpa, pérdida de esperanza.

La función principal del psicólogo en el ámbito de la tercera edad está relacionada con promover la participación activa de la persona mayor en un momento concreto de su vida. Pensando conjuntamente con la persona estrategias de afrontamiento necesarias para encarar el deterioro físico y cognitivo. Tomando, como punto de partida, que la persona fije sus objetivos, valore sus capacidades y busque, de alguna forma, cómo llegar a las metas propuestas, a pesar de las limitaciones.

Es necesario aclarar, que está comprobado que las redes de apoyo familiar son de extrema importancia para el buen desarrollo de esta etapa, donde el núcleo familiar es un factor de bienestar relevante y significativo. Y es de suma importancia el trabajo en conjunto psicólogo-familia, para lograr una evolución favorable en el adulto mayor.

Por la Lic. en Psicología y Psicopedagogía, Ángela González Cuidet (M.N: 63.799).

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