e define como acidez a la percepción anormal, de ardor, que se localiza en el área del esófago o de la garganta. En ocasiones puede ir acompañada de dolor en la boca del estómago, sensación de languidez y hasta vómitos. Esto se produce cuando hay algún grado de daño en la mucosa digestiva, ante el consumo de irritantes (alimentos, tóxicos o medicamentos) o debido al movimiento anormal del ácido del estómago al esófago.
La acidez puede manifestarse de forma esporádica o bien presentarse de manera frecuente, es decir, cuando se percibe dos o más veces en una semana por un tiempo determinado e independientemente de la presencia de factores desencadenantes.
Hay diferentes enfermedades que se asocian con la acidez frecuente tales como el reflujo gastroesofágico, la gastritis y el síndrome ulceroso o hernia hiatal.
Es importante estar atentos ante su aparición ya que si persiste, alterando la calidad de vida del paciente, es recomendable consultar con un médico especialista. Se sugiere no auto medicarse con fármacos inhibidores de la secreción ácida, aunque muchos de ellos son de venta libre, ya que pueden enmascarar los síntomas y demorar el diagnóstico temprano.
¿Cómo se detecta?
El médico puede solicitar estudios específicos, como la endoscopía que es un procedimiento que permite visualizar el esófago, el estómago y parte del duodeno tomar biopsias y, de ser necesario, realizar procedimientos terapéuticos.
Una vez hecho el diagnóstico, se indicará el tratamiento adecuado para cada caso y acompañamiento nutricional igualmente personalizado, ya que los pacientes pueden cursar además otras patologías que requieran cuidados dietéticos también.
Desde la óptica de la alimentación, la acidez, se puede prevenir cambiando hábitos, adecuando la selección, la preparación y temperatura de los alimentos. No se trata de prohibir para siempre ciertos alimentos, sino de enseñar al paciente a combinarlos de la manera más saludable para ellos, generando mejor tolerancia.
¿Cómo disminuir los riesgos?
- Evitar comidas irritantes (picantes, cítricos, frituras, café y chocolate).
- Evitar los alimentos y bebidas demasiado calientes.
- Discontinuar la ingesta de granos enteros y legumbres.
- No fumar.
- Evitar el consumo de alcohol, jugos y gaseosas.
- Evitar los medicamentos anti inflamatorios
- Comer una hora antes de acostarse.
Por la Lic. Alejandra Medina, Asesora Nutricional y Wellness Coach del Centro de Rehabilitación Rebiogral.